El tecnoptimismo crítico es una actitud reflexiva y esperanzada ante el impacto de la tecnología en nuestras vidas, especialmente en la infancia y la adolescencia. Se sitúa entre la tecnofobia –que ve las pantallas como una amenaza inevitable– y la tecnofilia –que las celebra acríticamente como sinónimo de progreso–, adoptando una postura cercana al tecnoescepticismo, pero sin caer en el desencanto. Propone una mirada vigilante, crítica y consciente de los riesgos y ambivalencias, pero que no renuncia al potencial transformador de la tecnología cuando se usa con propósito, acompañamiento y sentido.